“Un performance interdisciplinario en homenaje a la cosmovisión de las culturas originarias sobre la muerte.”
Una producción de Miguel Ángel Corona donde la casa WOMB se dividió en el Mictlán o inframundo y en el plano terrenal o cementerio en ambos espacios se celebró la vida y se honró a la muerte.
Siete diferentes performances, exposición de obra inédita, una ofrenda conmovedora y las ilustraciones de José Guadalupe Posada hicieron que los asistentes vivieran una experiencia sin precedentes.
Los bocadillos vivos y las bebidas para revivir a los muertos, además de una deliciosa degustación de pan de muerto hicieron de la noche una noche para morirse.